La gamba blanca de Huelva (Parapenaeus longirostris) es un crustáceo decápodo de la familia Penaeidae que suele habitar en el Atlántico, en la zona del Golfo de Cádiz, hacia la costa de la Provincia de Huelva, donde hay muchos pescadores en Isla Cristina que se dedican a su captura. Un importante porcentaje de este tipo de gamba se envía a otras provincias de España por lo que es muy fácil comprarlas en las pescaderías después de haber abonado su importe. Llevárselas sin previo pago de su precio suele ser algo más complicado y requiere de otras artes que no son objeto de este artículo. Puede llegar a medir 20 cm de longitud y su ciclo vital se desarrolla en suelos arenosos de entre 180 y 450 metros de profundidad.
Un hecho decisivo a la hora de ocuparnos de la gamba de Huelva y de quienes a la faena de pescarla en Isla Cristina se dedican, aconteció el día de Todos los Santos del año del Señor de 1755, cuando un terremoto seguido de un tsunami con epicentro a unos 300 km de Lisboa, acabó con la vida de entre 60.000 y 100.000 personas, de las que unas 1.000 eran vecinos de Ayamonte y otras 400 de Lepe. El efecto más positivo del citado terremoto fue el surgimiento en la costa de Huelva de una isla en la que posteriormente se fundó la localidad de Isla Cristina. En la citada zona de tierra firme, rodeada completamente por una masa de agua de tamaño menor que un continente se produjo el asentamiento de una colonia pesquera compuesta por catalanes y valencianos que creció hasta obtener su propio ayuntamiento en 1833 y absorber cuatro años después al antiguo municipio de La Redondela.
Y es aquí precisamente, entre la colonia valenciana emigrada a Isla Cristina, donde se realizaron por vez primera estudios comparados sobre el ciclo reproductivo de la gamba de Huelva y la gamba de Denia.
La gamba roja de Denia (Aristeus antennatus) es también un crustáceo de algo más tamaño que su prima de Huelva y vive en el Mar Mediterráneo. Morfológicamente se diferencia de la de Huelva en su coloración más intensa y en el mayor tamaño de su cabeza. Son muy buenas las que se comen en El Poblet o El Pegolí, extraordinarias opciones en la misma localidad alicantina que da nombre a este tipo de gamba.
Un elemento definitivo en el consumo de gamba roja es el tiempo transcurrido entre la captura y su presentación en la marisquería. Por eso se aconseja consumirlas únicamente donde se es cliente conocido, existe proveedor de confianza y aún así, después de haber preguntado por la fecha de recepción del género. Entonces y sólo entonces, si el pescadero el camarero no te han mandado a freír espárragos, puedes pedir cien gramos en lonchas finas para los niños.
La gamba blanca de Huelva es esencialmente un producto atlántico aunque pueden encontrarse ejemplares en otras localizaciones desde que en el siglo XX los medios de transporte adelantaron una barbaridad, no siendo de extrañar toparse con una gamba de Huelva que, habiendo salido por la mañana temprano del aeropuerto de Jerez se encuentre antes del mediodía esquiando en Flumsenberg, cerca de Zurich. Aunque gambas blancas y rojas pertenecen a la misma especie, las diferencias que existen entre ambas tienen mucho que ver con la alimentación de los ejemplares. La gamba blanca de Huelva cuando es grande, musculada y hembra aparece en ocasiones en monobikini en la portada de algunas revistas para adultos. Se distingue de la roja de Denia por mostrar un color más rosado, cabeza con melena más consistente y ojos almendrados.
¿Por qué existen esas diferencias entre las gambas que nos ocupan? Muy simple: los ciclos reproductivos.
Sabiendo que ambos decápodos llevan sus huevos en los pleópodos durante todo el periodo de desarrollo de los embriones para facilitarles de este modo el intercambio de oxígeno con el agua, hasta que eclosionan y son liberados, no puede atenderse a este detalle sino que hemos de remitirnos al inicio del ciclo reproductivo.
Como por el color de una y otra gamba puede fácilmente deducirse, la roja de Denia es más atrevida y no tiene inconveniente en iniciar este ciclo a plena luz del día mientras que la blanca, más recatada, no suele comenzarlo hasta después de la siesta. Añadiendo que el Sol sale por el Este y se oculta por el Oeste (mucho antes en Denia que en Huelva), tenemos sin duda señalados los elementos que nos permiten acordar que las diferencias entre los ciclos reproductivos de estas gambas no son en modo alguno aleatorios.
Fernando PERDICES